miércoles, 23 de diciembre de 2015

El hombre de plata


El hombre de plata


Prologo
Maquina
El único sonido que se escuchaba era el incesante pero leve pitido proveniente de la única esquina con escombros de piedras  de lo que una vez fue una habitación, la paredes tenían agujeros donde alimañas empezaron a hacer sus madrigueras, mientras que el piso empezaba a agrietarse, el techo tenía un agujero de donde había  atisbos de luz de la luna que llegaban a iluminar una pequeña parte de la habitación.                                                  
Todo parecía tan natural en ese lugar que cualquier ser inteligente se hubiera detenido a presenciar  por un momento la escena delante de sus ojos producto de años y cambios de estación que lograron crear una escena digna de una pintura de un artista talentoso, mientras todo parecía estar en calma (exceptuando el pitido) algo en la habitación empezó a moverse, como si el mismísimo cuarto le molestara que algo arruinara su preciosa obre de arte, el techo y el piso empezaron a crujir. Se podían oír los arañazos dentro de las paredes alimañas corriendo despavoridas de un lado a otro al sentir que algo raro ocurría muy cerca de ellos.
El pitido se detuvo, como si el mismísimo cuarto no pudiera creerlo dejo de oírse el crujir del techo y del piso al mismo tiempo, parecía que la atmosfera y el tiempo se detuvieran, las alimañas parecían expectantes, no se volvieron a mover cuando el ruido se detuvo, inclusive la misma habitación daba la sensación de mirar con fijeza la esquina,  algo se empezó a mover de entre los escombros,  piedras de todos los tamaños volaban a todas las dirección de la habitación. Algo se alzó de los escombros, una mano… que trataba de agarrar algo desesperadamente de la nada, reflejaba la luz de la luna, unos ojitos amarillentos se asomaban de las grietas de las paredes expectantes por una mescla de miedo y curiosidad de saber que era esa cosa. La habitación  daba la impresión de estar abriendo los ojos como platos al recordar que “eso” todavía siguiera hay después de tantos años.                                                                                                                
“Eso” ya estaba de cintura para arriba fuera de los escombros de la esquina, la oscuridad de la habitación no dejaba presenciar cuál era su forma, solamente la mano que poco a poco iba a alargándose de poco a poco y dejaba ver un brazo que también reflejaba la luz, las alimañas que gracias a ser criaturas de la noche podían ver a la forma que poco a poco se iba levantando miraban con desconcierto mientras sus pequeños cerebros procesaban de forma lenta la información que sucedía delante suyo, retrocedían y emitían gruñidos amenazantes todos al unísono, esa cosa solamente le faltaba los pies que seguían enterrados de los escombros, el ser volteo su cabeza de izquierda a derecha lentamente, cuando al identificar lo que atrajo su atención  detuvo el movimiento de cabeza, lo que observaba era donde antes había una entrada con su respectiva puerta, solamente quedaba la entrada que poco a poco se iba desmoronando por el tiempo, la puerta que solía estar hay ahora estaba sepultada de polvo y pintura, caída debajo de la entrada.                                                       
El ser caminaba tambaleándose lentamente hacia la puerta, las alimañas  dejaron de emitir ruido alguno, al ver que esa cosa no los tomaba en cuenta decidieron huir de la habitación, por consecuencia solamente se oían las pisadas tambaleantes del ser que poco a poco empezaba a caminar mejor, al acercarse a la entrada se podía observar unas escaleras que iban hacia arriba, la madera crujía mientras el ser subía de manera lenta para no caerse, la madera iba hundiéndose a causa del peso y  humedad que fue acumulándose, al salir de la habitación subterránea el ser tuvo que poner por unos instantes un brazo en frente suyo por la  nueva cantidad exagerada luz  que salía de las ventanas viejas de la casa, consternado el ser empezó a recorrer la casa de cuarto en cuarto, camino directo hacia la cocina, lo único que vio fue un refrigerado descompuesto de donde provenía una sustancia negra ya hace mucho secada, a lado suyo una montaña de platos y tazas (la gran mayoría rotas)  amontonadas a lado del lava traste, y donde una pila de platos, tazas y ollas aún estaban por lavar, una mesita en medio de la cocina típica del estereotipo americano en donde se podía observar un periódico encima sobre la mesa con las palabras a un entendibles “G…A”, al ver que no había nada que le interesara empezó a caminar tambaleándose a la entrada de la casa, tuvo que detenerse un momento  y rodear con cuidado, pues había un hoyo de donde  entraba  luz, gracias a una ventana que permitía su entrada, al asomar su cabeza pudo percatarse que el agujero llevaba a la planta baja en la que antes estaba sepultado, trato de subir al segundo piso por unas escaleras, pero al percatarse que no podía pasar de una forma segura (pues el hueco    estaba en medio de su camino) perdió el interés rápidamente, al llegar a la entrada  se paró en seco  ya que vio algo que llamo su atención, un pequeño collar  que reflejaba una luz dorada, al acercarse y agarrar pudo presenciar lo bien elaborado que estaba el collar y que a además tenía un pequeño aparato ovalado con una inscripción de un nombre tallado enfrente, trato de abrirlo pero se dio cuenta que el mecanismo que habría automáticamente con solo apretar un pequeño botón  estaba trabado, pero no trato de abrirlo por la fuerza.     
 Por un momento cruzo por un momento una sensación extraña una mezcla de emociones, pesadumbre, tristeza y afecto.
Extraño. 
Es lo que pensó el ser en el momento, al no poder decidirse qué hacer con el objeto recién adquirido decidió colgarlo a su cuello. Emitía un chirrido molesto la puerta mientras la habría de poco a poco.
Al salir la noche misma lo envolvió con la luz de la luz de las estrellas y de la luna, al salir  la luz de la noche dejo al descubierto todo su aspecto, era de algo fuera de lo común, medie casi dos metros de altura, todo su cuerpo brillaba gracias a la luz, estaba hecho de un tipo de material metálico que daba la impresión de estar bañado en plata, tenía unos ojos color café oscuros, no tenía cabello, de hecho en todo su cuerpo  de pies a cabeza había una clara ausencia de pelo.

El ser poco a poco se fue alejando de la pequeña casa y mientras lo hacía se podía ver  en su pecho grabado la palabra androide, detrás en su nuca un número  grabado de serie… 299.

No hay comentarios:

Publicar un comentario